viernes, 21 de septiembre de 2012

Precuela: visitando Cusco



Antes de visitar Machu Picchu hice una escala de 1 día por Cusco. Un lugar muy bonito y que esperaba conocer caminando pero desde aquí subestime la altura y también la temperatura.  

Salí del avión vestido para el polo norte, la gente me miraba raro, pues ellos andaban con un sudadero y yo completamente cubierto hasta con guantes y bufanda. La temperatura a las 8 de la mañana era de 5 grados Celsius. La temperatura promedio de Guatemala estará cerca de los 19 grados Celsius, así que esto era para mi realmente frío. 

Mi mayor sorpresa fue que llegué a la casa de mi operador de tour y ahí estaba tomando el sol un Neozelandés, en pantaloneta y con zapatos destapados (además sin calcetines) . Al preguntarle sobre que tipo de locura lo aquejaba me respondió que esa era la temperatura de verano en Nueva Zelanda. (!!) 

Pero en algo yo lo superaba: adaptación a la altura. El llevaba dos días recuperandose de los males de altura que estaba sufriendo. Me contó que el primer síntoma era sentirse cansado, luego mareo, seguido de dolor de cabeza y llegando a vómitos.  Al final esto provocaba que terminaran postrados esperando que el cuerpo lograra compensarse. Yo tenia 8 horas para conocer cusco, ni pensar en estar postrado!

Y no era que yo pudiera decirle a mi cuerpo que no se viera afectado por la altura, Cusco duplicaba la altura de Guatemala y yo todavía no sabia como me afectaría (Guatemala esta a 1592 msnm y Cusco 3399 msnm).

Me dejaron en la plaza central y me pareció muy familiar todo. Se parecía a Antigua Guatemala mucho: casas con piso de teja, calles empedradas, estilo colonial. La diferencia era el frió y los colores que en el caso de Antigua son cálidos y con contrastes más fuertes.

Mi primer impulso fue buscar un acceso a Internet para avisar a mi familia que estaba bien. Caminé  a paso moderado hacia un restaurante que me indicaron, después de subir 5 gradas para llegar a la puerta me sentí súbitamente agotado, respiraba agitadamente. Me paré por un momento y dejé de sentir mi corazón palpitar! ahora era mi cabeza la que tronaba como un tambor. Así me di cuenta que tendría que pelear por cada respiro en Cusco, que mi plan de recorrer caminando rápidamente la ciudad no podría realizarse.

Me quedé parado por unos momentos esperando que no empeorara mi malestar. Todo paso rápidamente y pude sentir que todo volvía a la normalidad.

Tomé fotos de la plaza y me reuní con dos amigos argentinos que compartieron mi semana de trabajo previa. Después de una breve visita al hotel empezamos la caminata por la ciudad. Las calles además de ser empedradas tenían pendientes muy altas.  Lo común era caminar una cuadra y descansar un par de minutos. Pasamos la mañana caminando y luego tomamos un descanso en la plaza central viendo a las palomas tomar el sol acostadas sobre el pasto. Después de un almuerzo leve (que seria mi ultima comida formal hasta regresar a casa 2 dias después) empezamos un tour por los puntos clave de la ciudad y su historia. En el video que adjunto podrán ver parte de lo que vivimos.

El tour terminó cerca de las 7 P.M. y yo empezaba el viaje para encontrarme con Machu picchu esa misma noche. Tome un taxi que me acercaría a una estación de tren: la aventura apenas empezaba pero esa es otra historia...








lunes, 10 de septiembre de 2012

Machu Picchu ultima Parte: Huayna Picchu, el gran reto.

Al darme cuenta que en el correo mencionaba la famosa montaña, me preocupé. Sinceramente no tenía intención de subir el Huayna Picchu, si al empezar el día hubiera estado consiente de esto, hubiera guardado fuerzas. Ya había subido a la puerta del sol y esto no se miraba mas fácil.
Terminaba el tour y yo seguía debatiendo mentalmente por qué subir y por qué no hacerlo.  La razón mas importante para no subir era que no tenía suficiente agua y tampoco había donde comprar, solo fuera del parque turistico. 

El tour llego a su fin y yo me acerque al guía para confirmar que realmente tenía entrada a Huayna Picchu. El guía no dio lugar a escapar fácilmente, no solo me dijo que tenía entrada sino que debia apresurarme pues solo tenía 5 minutos para llegar a la puerta de chequeo. Me inclinaba por no subir, el viaje había sido bueno y era una prueba mayúscula honestamente.

Aquí se ve el Huayna Picchu al fondo, el reto era llegar a la cima... 


Me acerque a unas señoras colombianas, compañeras del tour, que me habían preguntado por Tikal al saber mi nacionalidad.  Me despedí y les comenté que tenía entrada para Huayna Picchu, pero que no sabía si lo utilizaría porque ya había superado una dura prueba en la madrugada. Una de ellas abrió los ojos grande y me dijo: "has venido de muy lejos para estar aquí, y la verdad vale la pena aprovechar la oportunidad". No necesite más. Pensé: no regrets! nada me voy perder de esta oportunidad. Recogí mi mochila y me armé de valor mientras caminaba a la puerta de ingreso. Repasé mi inventario de provisiones: 4 mandarinas y cerca de tres cuartos de un litro de agua. Me mentalicé a no tomar agua hasta llegar a la cima, y las mandarinas serían mis "bombas de adrenalina" si me moría de la sed.

En el inicio debía subir un poco en la montaña pequeña y luego una opción se presentaría.


El Huayna Picchu, la creencia inca era que solo los de corazon puro lograban subir la montaña... yo digo que si no lo tienes, en el camino lo limpias!


La ruta inicial era relativamente normal, tenia subidas pero no era de muerte. Juzgué prematuramente el reto. 



Llegué a una bifurcación. Se presentaba nuevamente la opción de tomar un reto más sencillo, era acaso una señal de que debía tomarlo tranquilo? me paré por uno segundos a ponderar las opciones. Me alcanzó una pareja de Estadounidenses y al preguntarles a cual irían me dijeron que definitivamente al pequeño, que no aguantarían la otra. Pensé nuevamente que yo tampoco.  Se fueron. Mire a mi alrededor y ninguna luz que me diera una sugerencia. Luego la idea vino otra vez: NO REGRETS! si lo voy a hacer: lo voy a hacer en grande! y empecé a caminar. 

Nunca tuve una idea muy clara de que era lo que iba a enfrentar, solo tenía una idea en la mente: llegaría a la cima, sin excusas.





Debía bajar de la montaña pequeña y cruzar una especie de puente para empezar a subir al Huayna picchu. Mire y pensé que la meta estaba lo mas cerca del cielo a lo que mis pies me llevarían.


A veces el camino era una escalera infinita que atravesaba la montaña. Un lugar muy bello y pacífico pero que me causaba superar. Sudaba fuertemente y tenía que detenerme frecuentemente para recuperar el aliento.




Otras veces era mi miedo a las alturas lo que mantenía ocupada la mente, mi cuerpo me seguía gritando por la sed y tambien pedia que me detuvieray yo le respondia exigíendo más en cada subida. Saqué mi primera mandarina cuando sentía que no podía más, y me refrescó un poco... un poco.


La vista de Machu Picchu era impresionante, parecia que estaba volando sobre la plaza! yo podía ver a los turistas y poco  tiempo antes yo estaba entre ellos! En esta vista pude además ver el camino que había pasado en la montaña anterior y me sirvió de motivación para seguir adelante.


En un descanso me encuentro a una señora que venia de regreso tomando fotos, le pregunté: ¿cómo esta la cima?  me contesta con una sonrisa: I couldn't make it...( No pude lograrlo) luego me dice que le daban miedo las alturas y que simplemente no pudo más, que no le faltaba mucho pero que llegó un punto en el que se sintió mareada y no pudo poner un pie delante del otro. El esposo le decía que faltaba muy poco, que no se rindiera, pero no pudo superarlo. Yo suspiré angustiado. No me iba a permitir fallar, ella me aseguró que podría hacerlo, que era seguro y que no me rindiera... sonreí mientras me tomaba esta foto y por dentro luchaba por recuperaba mi entereza para el resto de la prueba.




Y es que la cima no iba a ser sencilla de conquistar: era más vertical (cosa que no imaginé a plenitud otra vez), caminos más estrechos y por supuesto: esto tomaria mucho tiempo, la tortura no se acaba rapido, la agonía del ascenso fue larga...


Yo miraba la situación complicada, superaba una subida y venía otra y otra.. pasé más de una hora en el ultimo tramo. Me resistía además a tomar agua o comer alguna de las mandarinas, eso era el premio de la meta, no el postre del camino. Seguí y luché porque no había más que hacer. 


Alcance a una pareja de colombianos y compartimos parte del trayecto. Llegamos a una parte en que había una especie de túnel del lado derecho o el "camino" que me llevaba a trepar sobre rocas como haciendo escalada. El colombiano se metió en la cueva y su novia se quedó en la entrada viéndolo perderse en la oscuridad. Unos segundos después ella le gritaba que respondiera, que dejara de asustarla.  El nunca respondió, o por lo menos no lo escuche. Yo sólo escuchaba la novela mientras evaluaba la otra ruta. De pronto ella se metió en la oscuridad y se perdió también.  No imaginé que algo malo les pasara, imaginé que él quería estar con ella a solas en ese lugar oscuro así que ni me asomé.  Como ellos estaban ocupando la sala no vi otra opción: tenia que subir como spider man, trepando. La roca estaba tallada para hacer ciertos escalones. Avance un poco y de pronto me quede trabado. Voltie a ver y cuando vi en que me había metido era demasiado tarde, no podía regresar y tampoco estaba entusiasmado por lo que me faltaba. Saqué el celular y tomé la foto que ustedes pueden ver, mientras pensaba: Si encuentran mi cuerpo que sepan dónde fue la última foto.  Guardé todo y apreté las nalgas para subir el resto, no podía regresar.

Llegué a la cima resoplando y también me temblaban un poco las manos.  La pareja admiraba el paisaje. Me dice el gordito: "ese no era el camino, tené cuidado es peligroso.." mientras resoplaba sin responder, pensé: puta! ni me di cuenta! cabrón, si me hubieras dicho te sigo!


Esta es la foto de las plataformas que subí, vistas del lado correcto. Yo estaba en la cara posterior de ellas. Los colombianos pasaron por el túnel (sombra oscura a la derecha) y subieron las escaleras tranquilamente hasta la tercera de las plataformas donde me encontraron! Y este no era el final, hacía falta otra parte! ya no daba más.



El último amigo que encontré en el ascenso me vio y me dijo que no me detuviera, que ya lo había logrado mientras el siguió sentado viendo al horizonte.  Me esperaba otro especie de túnel pero esta vez no improvisaría la ruta, tome la foto del amigo y me preparé para la conquista.


Debía pasar por debajo de la piedra y luego una escalera de madera hasta la cima. Suspire aliviado y pensé que nada me quitaba este gusto.


Un.. dos.. tres... cuatro gradas y  Llegué a la cima!! 

La vista era magnífica.. la ciudad a tus pies, y en la esquina izquierda de la foto dejé la ultima piedra de la montaña, no había mas camino por encima de mi, lo había logrado!



Un nuevo amigo en la cumbre del Huayna Picchu me tomó esta foto. Gilmer Tárraga, Peruano y quien   fue vital para que regresara entero a casa. 

Tomé unos tragos de agua y me comí una mandarina más como premio a la cima, disfruté cada sorbo pero estaba deshidratado por completo, me despertó más sed y estaba muerto de cansancio. Pero me goce alcanzar la meta! era una vista majestuosa: un mar de montañas en todos los extremos. Realmente uno se siente pequeño ante la inmensidad de este paisaje.

Después de unos minutos absorviendo esta delicia me dice Gilmer que debiamos empezar el descenso pues uno de los DOS guias que cuidan la ruta le había dicho que un frances se había perdido. No sabian nada más, se separo de sus amigos y nadie lo volvio a ver.  Yo no vi a nadie maltrecho, el único indicio fue una vomitada en uno de los ascensos pero no ví más señales...
Los guias pidieron a todos que empezaran a bajar para poder buscar al frances.

Había conquistado la meta pero faltaba algo: regresar completo a contar la historia. 


Miré las gradas y vi el camino que debía seguir mientras pensaba: ¿qué chingados estoy haciendo aquí? ¿por qué no me quede más abajo?


Las piernas me temblaban de cansancio, y ahora estaba sudando al ver el vacío delante de mi. El regreso no seria sencillo, sería la última gran prueba a mi miedo a las alturas. 


El vacío a la orilla del camino sería la constante, ahora daría la cara a toda la altura que había conquistado, mientras que en la subida me desconsolaban las subidas ahora las bajadas me atormentaban. No pude tomar muchas más fotos, necesitaba las manos libres para agarrarme y evitar caerme. Gilmer fue vital en esta parte del trayecto, fuimos compañeros en la tortura. La plática que mantuvimos me permitió enfocarme en otra cosa que no fueran los gritos de cansancio y sed que mi mente repetía y menos en el miedo a caer en estos caminos. 


Por momentos el camino exigía mucha concentración, las piedras que hacían el camino no permitían poner ambos pies al mismo tiempo, además de ser tan estrechas que sólo cabía el pie de lado.

Entre platicas y maltratadas al camino llegamos al puente que nos llevaría a la montaña pequeña y de regreso a la ciudad perdida, terminé mi ultimo recurso cítrico y rogué al cielo que la salida estuviera cerca.


Al llegar a la salida de Huayna Picchu me esperaba Gilmer con su prima y Mamá. Yo aunque sonreía estaba muerto de sed y cansancio, tome mis últimas reservas de agua mientras agradecía su compañía en el descenso. Gilmer con un gesto que agradeceré siempre, me regaló la mitad del agua que tenía, fue para mi como un salvavidas en medio del mar de desesperación que sentía.  No recuerdo otra oportunidad en que mi sed fuera tanta y además que no pudiera adquirir los medios para eliminar esta necesidad física que me agobiaba.  Platicamos un rato mientras intercambiamos correo, le prometí que lo buscaría y le compartiría la historia y esta foto.
Caminé agotado a la salida de la ciudad, había tenido suficiente de Machu Picchu, había requerido lo mejor de mi y se lo había dado. No tenia más que dar.



La última foto de la famosa ciudad perdida Inca mientras me encaminaba a la salida. Salí de la ciudad satisfecho de lo que había logrado, ningún remordimiento! nada le debía al viaje y la ciudad Inca!  Nunca imagine todo lo que pude hacer con tan poco. Traía una cámara llena de recuerdos y un corazón que desbordaba agradecimiento por estar vivo y por haber vivido esta experiencia. Un viaje que me llevo a nuevos limites físicos y mentales, un viaje que no olvidare facilmente. Hasta la próxima Machu picchu!

Link a Primera Parte:

Machu Picchu: parte uno La puerta del sol
Link a Segunda Parte:

Machu Picchu: parte dos, La ciudad perdida 

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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Lecciones: Perdonar como niño






Nos ha pasado recientemente que mi hija ha utilizado una frase que me ha causado cierta intriga: Te perdono. Qué poderosa frase para una niña de casi 3 años.  Pero lo importante es: ¿por qué la usa? ¿en qué situaciones? y me he puesto a analizarlas, sé que no descubrí la cura contra el cáncer pero quise compartir lo que he pensado.

Ella ha usado esta frase en situaciones como cuando su Mamá le dice que es hora de lavarse las manos y dientes y ella no quiere porque quiere seguir jugando o cuando tiene ganas de ir al baño pero no quiere ir... A mi me la dijo ayer entre sollozos y fue entonces que analicé la situación a detalle. Conmigo la historia fue que ella ya estaba en su cama lista para dormir y yo me fui de su cuarto pero le dije que regresaría. Estaba en la computadora preparando una película que quería ver después de que ella durmiera. Mi sorpresa fue que ella se levantó de la cama y fue a ver qué estaba haciendo. Al verla le dije que se fuera a su cama y que yo estaría con ella en un momento, me contestó con un claro y sonoro: NO. No me voy. Entonces me molesté y tomándola de la mano la lleve a su cuarto y le dije que me esperara en su cama. Por supuesto se puso a llorar apasionadamente. No la regañé y menos pensar en pegarle, pero ella estaba muy enojada.
Al regresar a su cuarto me dijo después de calmarse: Te perdono. Pensé por supuesto que no había hecho nada para ofenderla, pero la cuestioné para ver cuál era su perspectiva. Ella se enojó porque la hice hacer algo que no quería. Y me regalo su perdón sin mas. Yo le expliqué por qué me había enojado y también le dije que la perdonaba. El asunto terminó con un beso y un abrazo que aún atesoro en mi corazón y alma.

Me he quedado pensando y entiendo ahora de mejor forma algo lógico. En una pelea, en un evento que nos causa dolor, también existe algo que nosotros como ofendidos pudimos hacer al ofensor. A veces no nos damos cuenta de esta realidad. Puede que no sea consciente y aunque no compense el daño que hemos recibido, esta otra persona esta herida y por eso nos lastima. Otras veces puede ser que no sea que nosotros le hicimos ese daño, puede que sea parte de su historia personal. Algo o alguien lo ha lastimado y eso ocasiona que nos lastime, y claro: ¿yo que culpa tengo? ninguna obviamente. Pero vamos por la vida guardando rencores y también haciendo heridas y es inevitable que esto sea así. Lo que si podemos es mejorar lo que guardamos y no perdonamos.

Les confieso: yo quiero ser como ella, quiero ser capaz de regalar perdón a los que me lastiman y también quisiera que me perdonaran por el daño que hago queriendo y sin querer. Quisiera algún día volver a tener el corazón puro, como ella lo tiene, que no se queda con nada malo, solo con el amor que le damos. Ojala mi viaje de vida me permita desaprender a odiar y me ayude a aprender a amar más y mejor. 

Es necesario que yo disminuya para que El crezca en mi...